“Gracias a iniciativas como esta se aprende a necesitar menos y a poner los pies en la tierra”

Semilla para el Cambio - voluntariado David

Estas semanas contamos con la colaboración en terreno de David y Pilar, que estarán haciendo voluntariado en terreno durante tres semanas en los proyectos de educación y salud. Además, han viajado con su hija, Garbiñe, para que conozca otras realidades. Hablamos con David, que está prestando apoyo al proyecto educativo.

– ¿Cuál es tu vinculación con Semilla para el Cambio?
– Conocimos el proyecto a principios de 2015 en un viaje con blablacar hacia Madrid. Una posible voluntaria nos habló de Semilla y nos pusimos en contacto a finales de verano con María Bodelón (fundadora de la ongd) para aportar lo necesario en el proyecto.

– ¿Por qué decidiste hacer voluntariado?
– Habíamos estado en India varias veces y sentíamos que nos había dado mucho, no solo experiencias vitales, Pilar y yo nos conocimos en Pushkar en 2011. Creíamos que podíamos aportar a la ongd y devolver algo de todo eso, así que decidimos venir.

– No es la primera vez que haces voluntariado, ¿cómo ves la ongd desde tu última visita?
– Siempre es una sorpresa lo que uno se encuentra al venir a la ongd. Depende muchísimo de la labor del profesorado y la calidad de este, de la motivación que tienen y de la metodología de trabajo. En 2015 cuando llegamos se precisaron muchos cambios para mejorar el sistema así como la organización de las materias y el programa. Había una base, pero era complicado tratar de organizarlo en poco tiempo. Trabajamos en este sentido ya que nuestra colaboración fue de 6 meses continuados, lo que hacía más fácil ver las necesidades así como las posibilidades de implementar determinados aspectos metodológicos en el sistema. Así, incidimos en la mejora de los procesos de elaboración de unidades didácticas, así como en la creación de una estructura más fácil y directa que evitara en la medida de lo posible la duplicidad de contenidos y en la motivación del profesorado y la autoestima del alumnado.

En la actualidad, observo  que muchos de esos procesos se han mejorado notablemente. Esa base creada ha ido creciendo hasta consolidarse. El equipo docente ha mejorado considerablemente y aunque hay diversos aspectos que pueden mejorar, en general, la percepción es buena o muy buena.

– ¿En qué área y cómo vas a colaborar?
– Me centraré en el tema educativo y en los procesos de elaboración de dinámicas de trabajo efectivas. La metodología de trabajo y la elaboración de unidades didácticas que sirvan para que el alumnado mejore. Observo que aunque se elaboran correctamente, no siempre son lo suficientemente motivadoras o entretenidas. La motivación del profesorado es otro de los objetivos de mi voluntariado.

– ¿Cómo ves la evolución de este programa en el que colaboras?
– Lo veo en una línea ascendente clara. El trabajo que realiza Rumpa Paul, jefa de estudios de Semilla para el Cambio, en el centro es excepcional.

– ¿Cuáles consideras que son los principales retos a los que se enfrenta Semilla?
– El reto principal es lograr que las familias entiendan la importancia de la continuidad en los estudios de sus hijos/as. Es una pena que muchos estudiantes los abandonen porque la familia decida volver al pueblo del que salieron años atrás por falta de oportunidades.

Otro de los retos y sin duda el más difícil es lograr que las niñas tengan las mismas oportunidades que los chicos a la hora de elegir su futuro. Reto que hoy por hoy se antoja complicado debido al muro cultural de la comunidad con la que trabajamos. Cruzamos los dedos, ya que es un trabajo a largo plazo y algunas cosas, por suerte, van cambiando.

Semilla para el Cambio - Voluntariado e terreno

– ¿Cómo está ayudando este programa a las familias beneficiarias?
– Por suerte la mayoría de las familias entienden la importancia de la educación en la vida de sus hijos/as y le dan el valor que se merece. Es un orgullo para todos los que formamos parte de esta organización ver que algunos/as están a punto de dar el paso a la universidad. Hace unos años parecía que esto quedaba muy lejos y ese momento ya ha llegado.

– ¿Cómo te sientes al colaborar con esta ongd?
– La sensación que tengo tengo siempre es la de llevarme más de lo que dejo. Ver que aquellos niños que un día vimos llegar con poco más que las ganas de aprender ahora son adolescentes o preadolescentes con ganas de cumplir sus sueños es súper motivador. Resulta difícil desligarse de este proyecto, porque llegan nuevos/as estudiantes, se forma una relación cercana y verlos/as crecer es maravilloso.

– ¿Cómo animarías a otras personas a colaborar?
– Simplemente les diría que otro mundo es posible y que este empieza por nosotros mismos, que gracias a iniciativas como esta se aprende a necesitar menos y a poner los pies en la tierra. Si no lo quieren hacer por quienes lo necesitan, que lo hagan por ellos mismos y todos saldremos beneficiados. No todo es recibir en esta vida y si tenemos en cuenta nuestra forma de vida tendremos conciencia de haber hecho poco para tener tanto.

Siempre es un placer venir por aquí a aportar lo máximo posible. Esto crece y lleva buen rumbo. Vendrán más y seremos más y más fuertes, con la experiencia necesaria para enfrentarse a grandes retos. Otro mundo es posible.

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