“Mi pasado era horrible, no quiero recordarlo. La educación es el único camino para un futuro mejor”. Sajid, estudiante de Semilla

Educación - Slums - Semilla para el Cambio

Sajid fue uno de los primeros niños escolarizados por Semilla para el Cambio en el barrio de Dashashwamedh. Allí vivía con su familia hasta que se mudaron a los slums de Sigra, donde ha continuado con sus estudios. Para él, la educación es la clave que le ha permitido dejar atrás un pasado de trabajo infantil y con el que podrá luchar por un futuro mejor.

El timbre nunca fallaba a su cita de las 16h30. Su sonido indicaba el final de las clases, una noticia fantástica para la mayoría de los niños y niñas del colegio. En el caso de Sajid, por el contrario, la sirena le recordaba que su jornada laboral estaba a punto de empezar. Después de pasar por casa para quitarse el uniforme y comer algo, Sajid solía dirigirse al ghat de Dashashwamedh, donde cada día se celebra la ceremonia del Ganga Aarti. Su trabajo consistía en vender cestillos de flores de colores con una vela de cera. 10 rupias por unidad. Para los turistas, tan solo era el precio de una ofrenda en la orilla del río Ganges. En el caso de la familia de Sajid, un dinero indispensable para salir adelante. “Mi pasado era horrible, ni siquiera quiero recordarlo… el solo hecho de acercarme a los ghats me hace sentir mal”.

Educación - Semilla para el Cambio
Sajid en sus primeros años en el centro de Dashashwamedh

Hoy Sajid tiene 14 años, está en 8º curso y es uno de los mejores estudiantes de Semilla para el Cambio. Sajid es la última esperanza de la familia, el único de sus hermanos que ha conseguido escapar del analfabetismo. Su hermano abandonó los estudios porque no le interesaba ir al colegio, mientras que su hermana tuvo que dejar los libros por un matrimonio concertado. “Aún no he decidido a qué me quiero dedicar cuando termine de estudiar, lo único que tengo claro es que estaré al lado de mi familia”.

Sajid es uno de los pocos estudiantes escolarizados por Semilla para el Cambio que está en el curso que le corresponde a su edad. Para Rumpa Paul, jefa de estudios del Programa Educativo de la ONG, su ejemplo pone de manifiesto que, a pesar de las adversidades que atraviesan las comunidades beneficiarias de Semilla, “el cambio es posible si el apoyo de las familias no decae. Él ha tenido la suerte de contar siempre con el respaldo de su madre”.

En los últimos años Sajid ha entendido que “la educación es el único camino que existe para aspirar a un futuro mejor”. Un futuro en el que el timbre de los colegios solo traiga buenos recuerdos para las futuras generaciones de los slums y los ghats de Varanasi.

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