El centro de Semilla en Sigra está de obras. Coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar en India, la dirección de la ONG ha decidido darle una mano de pintura al edificio en el que cada día estudian más de 150 niños y niñas. Tanto los profesores como los estudiantes se muestran contentos con la nueva atmósfera que se respira en las clases y en las zonas comunes, con unos colores que transmiten, según ellos, alegría y esperanza.
Los pintores Nitis Kumar y Om Prakash trabajan estos días en las obras de mejora del centro de Semilla para el Cambio en el barrio de Sigra. Lo hacen pintando de verde las paredes de todas las aulas y de amarillo claro las zonas comunes, donde se desarrollan toda la actividad de los distintos proyectos de la ONG.
Alegría y esperanza. Son las dos palabras que más se repiten cuando se interroga a los estudiantes sobre los nuevos colores que recubren las paredes de sus aulas. A otros les recuerda la naturaleza salvaje que domina en los pueblos y aldeas de las que proceden, generalmente en el estado indio de Bengala Occidental. Son dos tonalidades diferentes de verde (una más clara y otra más intensa), que recuerdan al logotipo de Semilla para el Cambio.
Akash, alumno de 5º curso, afirma que, desde que se terminaron los trabajos de pintura y remodelación del edificio, “venimos incluso más a gusto a clase, de alguna manera es como si hubiésemos estrenado un nuevo centro”. Por su parte, Mandakini, profesora de 2º curso, considera que la renovación de las instalaciones del centro de Sigra es muy positiva tanto para los estudiantes como para el profesorado. “Es muy importante contar con una atmósfera que propicie la creatividad y la concentración de nuestros alumnos”, reconoce. Para Mandakini, los colores pueden jugar un papel muy significativo en la personalidad de las personas. “Quizás pueda parecer una tontería, pero está demostrado que, en función de los colores que predominen en nuestro día a día, podemos ver la vida de una manera completamente diferente”, sostiene.
Shakshi, profesora de primero de preescolar, también se muestra contenta con “el nuevo ambiente que se respira dentro de la ONG”. Especialmente en el caso de los más pequeños que acaban de unirse al Programa de Educación integralde Semilla, “es fundamental que desde el primer día se sientan a gusto en la que para ellos será una suerte de segunda casa”, recuerda. Es el caso de una treintena de niños y niñas que este año están matriculados en los dos cursos de preescolar del centro de Sigra.
No solo pintura
Además de la mano de pintura, el equipo de dirección de Semilla ha aprovechado estas dos últimas semanas de trabajo para reorganizar los espacios comunes y estructurar de una manera más eficiente los trasteros en los que se guarda el material escolar, así como la clase de informática y las oficinas. “Siempre es un aliciente encontrar mejoras en nuestro espacio de trabajo, las profesoras agradecemos las novedades que se están introduciendo”, reconoce Ojasavi, la nueva profesora de lectura de inglés desde hace tan solo un par de meses.
Rumpa Paul, jefa de estudios del Programa Educativo de Semilla, reconoce que, gracias a que los pintores han puesto patas arriba la ONG durante dos semanas, “hemos aprovechado la ocasión para repensar los espacios en los que se imparten las clases, así como para reordenar la librería y para deshacernos de aquellos trastos que ya no necesitábamos”. En este sentido se pronuncia Harshita, profesora de segundo curso de preescolar, quien valora muy positivamente que los alumnos más pequeños dispongan ahora de “aulas más espaciosas para que jueguen e interactúan entre ellos sin verse limitados”.
Además de las clases de refuerzo que se imparten a los estudiantes que integran el Programa de Educación integral, en el centro de Semilla en el barrio de Sigra también se organizan las clases de alfabetización, el taller de corte y confección, así como el taller de artesanía. Además, en el primer piso del edificio se encuentra el dispensario médico, en el que el doctor atiende a los pacientes del barrio dos tardes a la semana, mientras que la visita de la ginecóloga se produce una vez al mes. Asimismo, en la segunda planta es donde se suelen realizar las presentaciones y las reuniones con los padres de los alumnos.