Mujeres, lideresas ante la pandemia

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La pandemia ha puesto en riesgo los logros alcanzados en materia de igualdad, para miles de mujeres en situación de vulnerabilidad de todo el mundo. Ante esta situación, el empoderamiento se ha rebelado como un arma de construcción masiva de solidaridad, resiliencia y liderazgo ante la crisis. También en los slums de Varanasi, donde Semilla para el Cambio ha sido testigo de historias que nos demuestran que el liderazgo de ellas ha sido y será crucial para luchar contra los efectos de la pandemia, entre los que se encuentran. Este 8 de marzo, queremos rendir homenaje a todas las mujeres que han liderado iniciativas de apoyo mutuo y solidaridad. Os compartimos, aquí, algunas de sus historias.

Neha Prajapati, “me sentí como una trabajadora social”

Neha es promotora comunitaria de Semilla para el Cambio en el barrio de Dashaswamedh, de Varanasi, donde también reside. La llegada de la pandemia supuso un fuerte impacto para las familias más vulnerables de su zona, quevieron cómo sus posibilidades de sustento, basadas en lo que ganaban cada día, se esfumaban con el confinamiento y la suspensión de toda actividad durante semanas. “Cerraron todo y las familias con economías más frágiles comenzaron a sentirse  cada vez más débiles, debido a la pérdida de sus trabajos regulares y sus ingresos mensuales. Y yo pensaba, ¿qué vamos a hacer ahora para ayudar a todas estas personas? Me sentía frustrada, porque no tenía la posibilidad de ayudarles económicamente”.  

El acceso a Dashaswamedh estaba muy restringido por entonces, dado que se habían registrado contagios y la distribución de packs de alimentos por parte de Semilla se hizo muy complicada, con prácticamente nulas posibilidades de acceso. “Veía cómo la gente tenía problemas para poder comer, no tenían dinero… Algunas familias que estaban económicamente un poco mejor, ayudaban a las más débiles y yo pensaba que qué podría hacer para ayudarlas también. Fue entonces cuando en la ong me dijeron que necesitaban que actuara en mi barrio. Me sentí muy feliz cuando lo dijeron, porque por fin tenía una manera de ayudar a mis vecinas y vecinos”. 

Semilla para el Cambio había decidido distribuir entre las familias más vulnerables de Dashaswamedh, asignaciones económicas, logísticamente más fáciles de repartir que la comida. Fue cuando Neha, empleada de la ong y vecina de Dashaswamedh tuvo un papel clave para hacerlo posible. “Empecé a ir casa por casa, con el cuidado y las medidas de higiene adecuadas. Les hacía llegar las asignaciones económicas de la ong, para que pudieran hacer frentes a sus gastos mínimos, en comida, alquiler o medicinas. Las familias habían perdido la esperanza, pero cuando recibían este apoyo financiero podían hacer frente a algunos gastos y eso las aliviaba. Su sonrisa me hacía feliz y me motivaba”.

“También aprovechaba las visitas para explicar a las familias cómo debían desinfectar adecuadamente los espacios, la importancia del lavado de las manos, el uso de mascarilla y la distancia de seguridad. Y les pedía que difundieran esa información entre el resto del vecindario para mantener a todos a salvo”. 

Semilla para el Cambio activó su red de promoción de salud para que el confinamiento no alterara los tratamientos de pacientes atendidos en su programa sanitario “e incluso yo misma, en los casos en los que fue necesario, realicé acompañamientos al hospital para que pudieran recibirlos”, recuerda Neha. 

“Por primera vez en toda mi vida, sentí que soy una persona muy importante para muchas familias. Me llamaban “Lakshmi Didi” o “Lakshmi Devi” -Laxmi es la diosa hindú de la abundancia- y decían “Laxmi Devi ha venido a darnos dinero”. Era muy inspirador para mí, al tiempo que suponía el reconocimiento y el respeto por parte de todas esas familias”. 

Neha sale empoderada, ante sí misma y ante su comunidad, de esta pandemia. “Esta tarea durante el confinamiento me hizo sentir que también soy una trabajadora social y que puedo ayudar a las personas de diferentes maneras, aunque yo tenga pocos recursos. La riqueza está en mí”.  

Rumpa Paul, “las mujeres han luchado siempre y lo seguirán haciendo”

Rumpa Paul es Jefa de Estudios del programa educativo de Semilla en el barrio de Sigra. Su experiencia desde el equipo de coordinación de la ongd ante la crisis de la pandemia, nos muestra a una mujer comprometida y ágil en la gestión de nuevos retos, como los que supuso el cierre de las aulas y el reto de la conversión del programa educativo a digital, en un tiempo récord y con escasos recursos. 

Rumpa y su equipo tuvieron claro, desde el primer día de suspensión de las clases, que había que actuar rápido si no querían que su alumnado, ya de por sí con muchas dificultades para alcanzar oportunidades y metas educativas, se quedara atrás. El espacio de promoción y avance educativo que les proporcionaba Semilla tenía que saltar a la red y quedaba por delante un complicado reto, “también para nuestro profesorado”, explica Rumpa. 

“En los primeros momentos fue muy difícil administrar todo. Trabajamos día y noche para organizarnos, aunque también aprendimos muchas cosas. Un ejemplo fueron las clases online, algo que nunca habíamos hecho hasta ese momento”, recuerda. El reto era complicado, pero decisivo. Y casi un año después, aquella reinvención en tiempo récord ha dado sus frutos: el 1 de marzo, las y los estudiantes de Semilla han regresado a las clases habiendo mantenido más del 85% de asistencia virtual regular durante el confinamiento, pese a todo.…

Pero Rumpa también quiere recordar otros difíciles retos a los que tuvieron que enfrentarse durante el confinamiento más estricto: “En aquellos momentos, las prioridades médicas estaban centradas en las personas enfermas de coronavirus. Pero en los slums había mujeres embarazadas que necesitaban seguimiento y atención. Así que, pese a las restricciones, nos organizamos para seguir atendiendo a estas mujeres, a través de nuestras promotoras sanitarias. Esto nos permitió cuidar su alimentación y seguir los casos más complicados, como el del bebé de Rozi, que estuvo a punto de morir tras el parto… Las mujeres han luchado siempre”, concluye Rumpa, “y lo seguirán haciendo, también después de la pandemia”. 

 

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