“Con la pobreza se pierde el talento de muchas personas que no pueden recibir educación. Es como una planta que no se riega”

María Bodelón

Como cada año, hoy, 20 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Infancia, que conmemora el 26 aniversario de la Convención de los Derechos del niño/a.

Todos los niños y las niñas tienen derecho a un nivel de vida adecuado, lo que implica nutrición, educación y protección. En Semilla para el Cambio hemos hecho de la educación el punto central de nuestra estrategia, la herramienta que capacita a niños y niñas para conseguir su pleno desarrollo. Y hoy hablamos con María Bodelón, directora y fundadora de la ONG, sobre la importancia del Programa de Educación Integral y sobre la evolución de los niños y niñas escolarizadas y de sus familias.

¿Cómo surgió el Programa de Educación Integral?

Cuando llegué a Varanasi en 2009, me encontré con una situación de vulnerabilidad de muchos niños y niñas que tenían que trabajar vendiendo velas o postales a los turistas, trabajando con sus padres lavando ropa a orillas del río, recogiendo basura… y de muchas otras maneras.

Fue esta situación de vulnerabilidad la que me dio pie a querer poner en marcha el Proyecto de Educación. Creo que la educación es la llave para que estos niños y niñas puedan tener un futuro mejor, sobre todo en una sociedad como la india, que es muy jerarquizada, castista y donde, normalmente, los trabajos y el estilo de vida se van transmitiendo de padres a hijos. Por eso, es muy importante que, a través de una educación de calidad, estos niños y niñas tengan las herramientas suficientes para buscar un trabajo mejor en un futuro, tener ciertos ingresos, vivir de manera digna y no tener que repetir esa espiral de pobreza en la que se encuentra toda la familia. Eso es lo importante.

¿Qué cambios ha habido desde que se puso en marcha el proyecto?

Obviamente, en los estudiantes ha habido muchos cambios en estos años. Ahora hablan inglés, saben escribir bien, se interesan por leer… Tenemos una pequeña biblioteca donde pueden coger prestados libros para leer en casa; tienen mucha curiosidad por todos los temas del colegio y de las actividades lúdicas, aprenden informática, se comportan mejor… Además, prácticamente todos han dejado de trabaja y —aunque hay algún caso excepcional que todavía trabaja— hacemos tutorías con ellos y sus familias para que no suceda.

Estamos consiguiendo cambiar la mentalidad tanto de los niños y niñas como de sus familias y esa es, realmente, la clave de la educación.

¿Cuáles han sido los logros?

Por ejemplo, en los slums de Sigra, el 76% de los niños y niñas entre los 5 y los 14 años trabajaba recogiendo basura. Ahora mismo el porcentaje está entorno al 40%. Por otro lado, el nivel de alfabetización ha subido 25 puntos, en estos años, incluyendo también a las mujeres que han completado los cursos del proyecto de Alfabetización.

Esto es un gran logro en una comunidad donde el 93% de su población era analfabeta cuando empezamos a trabajar con ellos en 2010.

¿De qué manera contribuye la educación a mejorar de la vida de los niños y niñas y sus familias?

Para empezar, la educación ayuda al individuo a desarrollarse como persona. También, hace que crezca ese potencial humano que todos tenemos.

Dicen que con la pobreza se pierde potencialmente el talento de muchas personas que podrían llegar a ser escritores, artistas, profesores de gran renombre… y ¿por qué se pierden? Porque no pueden recibir una educación. Es como una planta que no se riega.

En este caso, los niños y niñas, con una buena educación, desarrollan su personalidad, sus sueños y creen que pueden llegar a cumplirlos. Algunos de nuestros alumnos dicen que, con la educación, “sé cómo lograr mis sueños”, “aprendo muchas más cosas”, “se abre un nuevo mundo ante mis ojos”.

La educación también les ayudará a tener un trabajo digno, bien remunerado y a salir del slum y de la situación de pobreza de sus familias. Y luego ellos mismos podrán facilitar a sus padres y madres, a sus hermanos/as y a sus propios hijos/as una vida mucho mejor y un futuro realmente esperanzador.

¿Cómo ha cambiado la implicación de las familias con el proyecto en estos años?

La implicación de las familias obviamente va cambiando con el tiempo. Recuerdo que, en los inicios, cuando había reunión de padres, les teníamos que convocar una hora antes de la hora acordada porque siempre llegaban tarde y, aun así, los teníamos que esperar. Incluso a veces teníamos que ir a sus casas a buscarlos. Era una situación muy difícil.

Hoy en día, son puntuales, se interesan por el avance de sus hijos/as, vienen a las tutorías… De hecho, ahora mismo tenemos lista de espera de familias que quieren apuntar a sus hijos e hijas. Algunos padres también nos dicen que sus niños/as lloran porque ven que sus amigos/as vienen a la ONG y van al colegio y ellos/as también quieren apuntarse.

Por eso, ahora estamos en un momento en el que necesitamos a más padrinos y madrinas que nos puedan ayudar a acoger a toda esa demanda de niños y niñas que tenemos.

Se ha normalizado dentro de la comunidad el hecho de ir a la escuela desde pequeños/as, en vez de que trabajen y que solo uno de los hermanos/as esté en el proyecto; que era lo que ocurría al principio. Antes los que querían venir eran unas pocas familias y ahora son la mayoría. Es un gran cambio y sé que en pocos años tendremos un gran nivel de alfabetización en la comunidad, mucha más concienciación y mucha más implicación de todas las familias.

Esto es lo que nos motiva para seguir el día a día y poder decirles que van a tener un futuro mejor.

De ahora en adelante, ¿qué retos os planteáis?

Los retos son muchos trabajando en India. Uno de ellos es formar al equipo docente para que impartan las clases con la metodología que nosotros queremos, ya que en India normalmente se estudia de manera memorística y no es, precisamente, la manera como nosotros queremos educar en la ONG. La formación tiene que ser continua y hay que hacer seguimiento constante del profesorado para garantizar que enseñen de forma más lúdica, centrándose en el aprendizaje y en que los niños y niñas lo disfruten. Esto lo vamos haciendo poco a poco…

Por otro lado, hoy en día los niños/as empiezan con nosotros sobre los cuatro años, pero en un futuro, querríamos que empezasen desde bebés.  Nos gustaría poner en marcha actividades de estimulación temprana para que, cuando entren al proyecto, hayan tenido un recorrido desde recién nacidos, se haya trabajado con las madres y esto les ayude a cambiar la mentalidad, a implicarse más y a desarrollarse dentro de las familias

Finalmente está el tema de costes del Programa de Educación. Es un tema difícil porque aquí los costes se van incrementando de año en año −un 10% o más−, y a largo plazo es difícil de mantener. Es posible que en un futuro nos planteemos la idea de crear nuestra propia escuela, porque hoy en día trabajamos con escuelas privadas, y ahí hay ciertos costes. Incluso tenemos niños/as en lista de espera —como comentaba antes— y no podemos aceptarlos hasta que no consigamos más padrinos y madrinas porque el coste por alumno/a es elevado. Espero que poco a poco, a través de más apoyos, más apadrinamientos y alguna subvención, podamos ir acogiendo a todos esos niños y niñas que quieren apuntarse.

Así pues, animo a esa gente que está pendiente de la ONG y quiera colaborar de alguna manera que, por favor, apadrine para que así todos esos niños y niñas tengan una posibilidad de futuro mejor a través de la educación.

 

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