Pilar Merino González es voluntaria de Semilla para el Cambio y es la tercera vez que colabora en terreno en el área de salud. En esta entrevista nos cuenta cómo ha sido esta experiencia en la que ha viajado junto a su hija de 3 años y su pareja, que también colabora con la ongd.

– ¿Por qué decidiste hacer voluntariado? 

– La decisión de realizar voluntariado en un principio responde a los valores que tengo con respecto al derecho a la salud y a la educación, a la igualdad de oportunidades. Realizar el voluntariado concretamente en India es por un sentimiento de devolución de tantas cosas positivas que me ha aportado este país durante los viajes que he realizado. Me vine la primera vez sola y fue una gran experiencia a todos los niveles: madurez, superación de miedos… y aquí fue también donde encontré a mi pareja, David, que también colabora con Semilla. Para nosotros India, su cultura, su gente es parte de nosotros.

– No es la primera vez que haces voluntariado con Semilla, ¿cómo ves la ongd desde tu última visita?

– Muchas cosas han cambiado después de mi última visita a la ongd y más aun después de la pandemia que nos ha tocado tanto a todos y ha trastocado tanto a todos los niveles la forma de trabajar de todos los sectores.  Pero a pesar de eso, y de que algunas partes del proyecto han sufrido parones, me ha alegrado ver cómo muchas de las cosas que se estaban realizando con anterioridad se siguen haciendo pese a las dificultades. Por parte de los/las trabajadores/as de la ongd ha habido un empeño y constancia para que el proyecto continuase su rumbo.

– ¿En qué área y cómo estás colaborando con Semilla?

– He venido a colaborar con el proyecto de promoción de la salud. Estas semanas he estado observando el funcionamiento del proyecto y el trabajo de la responsable de esta parte del mismo, Shivanji, que inició su trabajo en la ongd hace casi un año para detectar posibles correcciones que se puedan hacer, dar mi visión sobre cómo organizar las cuestiones en las cuales tengan dudas e impulsar otras partes del proyecto como la educación para a salud, para la cual hemos estado impartiendo unas sesiones sobre higiene y planificación familiar.

– ¿Cuáles consideras que son los principales retos de Semilla?

– Desde mi punto de vista, uno de los principales retos de Semilla es sobrepasar la barrera de las costumbres con respecto a los matrimonios precoces y el empoderamiento de la mujer. Ya que a partir de pasar estas barreras pueden mejorar otras cosas: mujeres con cotas más altas de educación, matrimonios dentro de la adultez (a partir de los 21 años, edad legal), embarazos a edades más adecuadas (con menos riesgos para el bebé y la mujer) y disminución del número de hijos. La planificación familiar puede ayudar también a aumentar el nivel económico de las familias y por tanto a salir de la pobreza. Todo esto por supuesto repercutiría sin duda en la salud de las familias y los individuos que las configuran.

– ¿Cómo está ayudando a las familias beneficiarias?

– A mi parecer, Semilla les está dando diferentes opciones que pueden tomar para mejorar sus condiciones de vida, no es una llave para salir de su situación de la noche a la mañana pero son opciones que podrían ir mejorando sus condiciones y esto grano a grano sumaría lo suficiente como para poder mejorar de forma notable su calidad de vida. Hablamos de educación, de saber cómo cuidar su salud, de facilitarles las opciones para no empobrecerse más con embarazos no deseados, de cuidados en el embarazo, con los seguimientos de los mismos y cuidados de la infancia: revisión del crecimiento de los lactantes, etc.

– ¿Cómo te sientes al colaborar con esta ongd?

– Me emociona poder aportar pequeñas cosas, que pueden proporcionar grandes beneficios. Educar a la población sobre cómo preservar su salud o mejorarla es empoderarla para no sufrir procesos de enfermedad, es garantizar a la infancia un crecimiento sin deficiencias nutricionales, ni higiénicas que pueden repercutir en su desarrollo físico y cognitivo.

– ¿Cómo animarías a otras personas a colaborar?

– Esta es una pregunta que creo que ahora es mucho más tangible para prácticamente todo el mundo tras la pandemia que hemos vivido. Los unos necesitamos de los otros y no podemos dejar que los derechos en temas de salud y educación de las poblaciones que nos son lejanas queden anulados por la falta de implicación de los estados.