Desde marzo de este año, Jessica Giner se encarga de las tareas de coordinación de Semilla para el Cambio en terreno. Lo hace con gran compromiso, pues desde que conoce la organización ha buscado formas de contribuir a mejorar la vida de las comunidades más desfavorecidas de Varanasi.
Esta catalana nacida en Barcelona se mueve con familiaridad por cualquier parte: se crio en el Caribe, de donde pasó a Oriente Medio, Asia, de nuevo Europa… La lista es tan larga que habla por regiones, en lugar de países, donde ha trabajado y adquirido experiencias con diferentes organizaciones.
“A mis padres les encantaba viajar; el afán de viajar y hacer voluntariado lo cogí de ellos. Lo hago desde pequeña. Siempre he tenido la ilusión de compartir con las personas. El viaje y las personas son mi pasión”, cuenta.
Estos intereses quedaron reflejados en sus estudios -Psicología y Turismo, con gran atracción por la Antropología- y su trayectoria laboral: durante una época se dedicó a organizar expediciones con NatGeo, el canal de televisión de National Geographic, y más recientemente era directora de cruceros por el río Rhin. Trabajos que le permitían conocer lugares nuevos y le dejaban tiempo para desarrollarse en el ámbito social.
“Cuando era pequeña, mi mejor amiga enfermó de cáncer. Eso me llevó a querer dedicarme a hacer voluntariado. La acompañé durante mucho tiempo en el hospital y eso me abrió el corazón, los valores y la empatía por los demás. Cuando vas creciendo y te vas formando como persona, vas viendo lo que quieres y lo que no quieres en la vida. Una de las cosas que tengo muy claras desde pequeña es que me encanta servir”, explica.
En uno de sus muchos viajes se encontró con María Bodelón y así llegó a ella Semilla para el Cambio. “Cuando conocí a María me dije: me encanta Semilla para el Cambio”. “Me gustó porque no es una ongd muy grande, pero hace un gran trabajo”, cuenta Jessica, quien creen en la idea de “plantar la semilla, hacerla crecer y mantener, que es lo más importante”.
Durante cuatro años fue socia del programa Con M de Mujer, una campaña de Semilla para el Cambio orientada a que las mujeres de los slums de Varanasi puedan acceder a servicios educativos y de formación que impulsen su independencia y autoestima. También hacía voluntariado recogiendo material como ordenadores en empresas en las que trabajaba para donarlas a India.
Compromiso y trabajo en equipo
Fue en otro de sus viajes cuando cruzó caminos con María Terol, que desde septiembre es responsable del programa de educación integral de Semilla para el Cambio, y compañera en la gestión de los proyectos en los barrios de Sigra y Dashashwamedh.
“Como María Terol tiene mucha experiencia en educación, yo me centro en los otros proyectos”, explica. “Estoy en todo. Me levanto, abro el centro y paso allí todo el día. Coordino los proyectos, superviso a los coordinadores, voy a comprar telas… Como acabo de llegar, como quien dice, tengo que hacerlo todo desde el principio”, cuenta.
Jessica tiene claro cuál es su valor añadido: “Trabajar en equipo: lograr buen ambiente, que no haya diferencias entre los empleados (…) Hay que ir de persona a persona, dedicarles tiempo” para potenciar su crecimiento y su independencia.
Tiene claros algunos de sus objetivos cuando la situación se estabilice tras la reapertura de los proyectos de Semilla, que sufrieron un parón a causa de la dura segunda ola del coronavirus en India. “Una vez esté más asentado todo, me meteré más en educación para trabajar a nivel pedagógico y psicológico”, incluyendo opciones como la meditación, adelanta esta apasionada de la Neurociencia que valora la disciplina como una herramienta para identificar problemas que afectan a los niños y niñas y las mujeres beneficiarias de Semilla.
No será su única aportación. “En un futuro también ayudaré en la recaudación de fondos, quizás en India. En el país están subiendo mucho los precios, la situación está cambiando y esto nos está afectando en la ongd. Los recortes, la inflación, que está pegando duro… Las familias lo están pasando mal”, lamenta, con la esperanza de encontrar nuevos colaboradores que ayuden a que la labor de Semilla por las comunidades más desfavorecidas de Varanasi siga creciendo.