Poco a poco, todos los proyectos de Semilla para el Cambio han retomado su actividad presencial: el dispensario médico, los talleres de mujer, el proyecto educativo, y hoy los fogones de la ongd se encienden de nuevo para ofrecer un menú diario a los más de 270 alumnos y alumnas de infantil, primaria y secundaria beneficiarios/as del proyecto educativo. Se trata de una buena noticia a medias, pues este programa antes de la pandemia ofrecía dos comidas diarias, pero debido al incremento de los precios en el estado de Uttar Pradesh y a que el número de beneficiarios/as se ha duplicado desde el inicio del programa, la ongd no puede hacer frente por el momento a dos comidas diarias. A esta circunstancia se suma que el número de socios/as desde que se iniciara el mismo, en 2011, no ha crecido al mismo ritmo al que lo han hecho los niños y niñas que asisten a los comedores.
Este programa, nacido en 2010 como parte complementaria al proyecto educativo, pretende paliar los problemas de desnutrición que sufren los niños y niñas escolarizados por la ongd en los slums (barrios de chabolas) del barrio de Sigra y en los ghats (escalinatas del río Ganges) en el barrio de Dashashwamedh. Durante los primeros años, el mismo se financió a través de subvenciones públicas, pero la crisis económica provocó una fuerte caída en este tipo de ayudas; por lo que a través de la campaña 12×100, lanzada hace siete años, Semilla consiguió que cien personas apoyaran el programa de Nutrición, que ofrecía un desayuno y un almuerzo diario para todos/as ellos/as.
No obstante, el número de beneficiarios ha crecido desde entonces y ha pasado de 140 a 275 beneficiarios/as, por lo que la ongd precisa de nuevos apoyos para poder ofrecer estas dos comidas al día. “De momento el proyecto inicia su actividad con un almuerzo diario completo y equilibrado, mientras buscamos formas de financiar el desayuno de esos 275 estudiantes. Conseguir nuevos padrinos y escolarizar a más niños/as en el programa educativo, nos llena de alegría, ya que cada vez sabemos que se le está dando una oportunidad de futuro a una personita más. Pero también la ongd necesita apoyos para el programa de nutrición, ya que la educación y la alimentación de las y los estudiantes van de la mano ”, declara la directora María Bodelón.
Al aumento de beneficiarios/as, se suma el incremento constante de los precios de los alimentos en India que ha provocado la pandemia; incremento que pone de nuevo en peligro la sostenibilidad del programa. En India se están registrando precios históricos que asfixian a una sociedad con más del 22% de la población viviendo con menos de dos dólares al día.
Esta escasez en las cocinas hace que el riesgo de inseguridad alimentaria aumente, limitando el acceso a comida sana y variada, sobre todo de los niños y niñas, necesaria para garantizar su buen desarrollo y crecimiento. Antes del estallido del coronavirus, el 39% de los niños y niñas indios con menos de cinco años tenían retrasos del crecimiento: bajo peso y altura. En total, casi un tercio de todos los niños con problemas de crecimiento en el mundo. Y tras la pandemia, estos índices habrán aumentado notablemente.
Desnutrición infantil
La prevalencia de desnutrición y sus efectos perjudiciales en niñas y niños de la India son alarmantes. La desnutrición es la consecuencia de varios factores: la ingesta insuficiente de alimentos, la falta de una atención adecuada y la aparición de enfermedades infecciosas. Pero, además, hay otras causas indirectas como la pobreza, la desigualdad o la escasa educación de las madres. “En el mundo se producen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de todos los hombres, las mujeres y los niños que lo habitan. Por lo tanto, el hambre y la desnutrición no son consecuencias sólo de la falta de alimentos, sino también de la pobreza, la desigualdad y los errores en el orden de las prioridades”, apunta Kul C. Gautam, director ejecutivo adjunto de Unicef en el informe “Causas, consecuencias y estrategias para su prevención y tratamiento”.
Según Economic Times (2019), la desnutrición es la causa del 69% de las muertes de niños menores de cinco años en la India, observando además que dentro del grupo de edad de menores de cinco años, uno de cada dos niños sufre alguna forma de desnutrición.
Asimismo el retraso del crecimiento es motivo de gran preocupación en el país asiático y puede resultar en daños físicos irreparables en niñas y niños. Y, además del sufrimiento físico causado por la desnutrición, se sabe que impide el desarrollo del cerebro, lo que a su vez da como resultado numerosos inconvenientes: la disminución de la capacidad mental y el aumento de los riesgos de enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición son solo dos ejemplos (Unicef).
Puede ser rastreado hasta antes de la concepción, cuando la madre tenía antecedentes de desnutrición, también está relacionada con la falta de higiene y la falta de acceso a un saneamiento adecuado y, a la edad de dos años, el retraso en el crecimiento se vuelve irreversible, según Unicef. La India tiene el número máximo de niños con retraso en el crecimiento del mundo (40.6 millones), un tercio del total global de niños con retraso en el crecimiento menores de cinco años. En Bihar, Madhya Pradesh, Maharashtra y Uttar Pradesh por sí solas reside más del 50% de los niños con retraso en el crecimiento, a pesar de que India es un país con 29 estados diferentes (Unicef).