El proyecto educativo de Semilla para el Cambio se ha reinventado desde que arrancara la pandemia del coronavirus, ya que tanto el profesorado como el alumnado han tenido que adaptarse a grandes cambios para que las clases continuaran desde casa. En este proceso ha sido fundamental el apoyo de los estudiantes de los últimos cursos, que han ayudado al equipo docente en las clases a los/as más pequeños/as de sus comunidades. Hoy nos cuentan su experiencia.
Pese a los escasos recursos y el difícil acceso a internet, la distribución de dispositivos móviles y su uso compartido, la puesta en marcha de las clases online por parte del profesorado, así como la implicación de los/as estudiantes más mayores en el refuerzo educativo de los/as más pequeños, están haciendo posible que durante estos meses de pandemia las y los estudiantes de las zonas más marginadas de Varanasi puedan continuar con sus estudios.
Los/as alumnos/as de los cursos superiores se han convertido en ayudantes de profesores/as para que los/as estudiantes de infantil reciban sus lecciones y no se queden atrás . En coordinación continua con los/as profesionales de la ongd, ellos/as están poniendo en práctica los conocimientos adquiridos y están experimentando su primer contacto con el mundo laboral e involucrándose en la evolución de su comunidad.
Sijarul es uno de los estudiantes que está colaborando en el slum como ayudante de la profesora Harshita. Él conoció la ongd a través de un vecino que asistía a clases, ahora lleva años, estudia actualmente 2º de la ESO y de mayor le gustaría ser policía. Durante estos meses de pandemia ha estado colaborando con la educación de los/as más pequeños/as en el barrio de Sigra, en Varanasi, lo que asegura hacerle muy feliz y valorar lo importante que es la educación: “Es fundamental para mejorar nuestros conocimientos, nuestra forma de vida, así como nuestro estatus social y económico. Juega un gran papel tanto en nuestra carrera profesional como en nuestro crecimiento personal”.
Entre las tareas que realiza, nos cuenta Sijarul, está la de preparar la habitación de su casa para las clases, escuchar con atención a los/as niños/as, enseñarles a leer y escribir, contarles historias y ayudar a aquellos que necesitan apoyo adicional para realizar las tareas. “Mi principal motivación es el deseo de trabajar con niños y ayudarles a alcanzar su potencial. Desde que empecé a enseñar, me siento bien y orgulloso de mí. Cuando me llaman “señor” (en India se trata a los docentes con mucha deferencia) y me hablan con respeto tanto ellos como sus familias, me siento muy agradecido”, explica.
Por su parte, Ansarul, que estudia 1º de Bachillerato, confiesa que los primeros días como profesor se sentía nervioso, pero poco a poco se fue sintiendo más seguro: “Estoy disfrutando de la enseñanza, y de alguna manera sé que mi labor los está ayudando. Con la ayuda de la educación, las personas pueden lograr cualquier cosa en su vida”.
También Isop, otro de los alumnos de secundaria ayudante de profesor, destaca lo importante que es la educación para avanzar. Aún recuerda como él mismo comenzó sus estudios: “Un día una persona vino a visitar el slum, yo tenía 7 u 8 años. Echaron algunas fotos y hablaron con nuestros padres sobre nuestra educación, les explicaron que nuestro futuro podría ser mejor si estudiábamos y mis padres estuvieron de acuerdo”.
La labor de los/as profesores/as de la ongd es formar a estos/as ayudantes de profesores y cada semana se reúnen para organizar el plan semanal y se les orientar en las dificultades que se van encontrando día a día. “Las clases están funcionando muy bien, está mejorando la vida de los estudiantes, que están recibiendo conocimientos. Los/as profesores/as están trabajando muy duro para enseñarnos con claridad cómo hacer nuestro trabajo y que podamos transmitir los contenidos correctamente”, explica Isop.
Jasmin lo tiene claro, ella desea convertirse en trabajadora social y señala como ejemplo a seguir a María Bodelón, directora de la ongd. Para ella, ésta ha sido una oportunidad de poder apoyar a su comunidad y adquirir experiencia laboral. “Me siento muy feliz cuando enseño a los/as pequeños/as, estoy muy agradecida por haber sido elegida. En la vida de una persona, la educación es lo más importante, ya que nos ayuda a desarrollar nuestra mente, para tomar cualquier decisión fácilmente. Nos da más oportunidades de trabajo y de llevar una vida feliz y respetuosa”, dice convencida.
También para Azruddin y Rabiul, que viven en el slum, está siendo una experiencia muy positiva. Ellos señalan que es muy gratificante ayudar a los niños y niñas y les hace muy felices, pero además de sentirse bien con ellos mismos ven cómo sus padres también los valoran. “Cuando alguien viene a casa y me pide rellenar un formulario o que le explique algo me siento muy orgulloso”, no cuenta Azruddin.
Los ayudantes de profesores han estado colaborando a lo largo de estos meses, ya que la educación online no era factible para los/as más pequeños/as, por lo que han sido el vehículo de enseñanza en sus barrios, tanto en el de Sigra como en el de Dashshawamed. Para el resto de estudiantes, las clases continúan de forma online. Tienen acceso a los materiales de clase en una plataforma, además de contar con el seguimiento de sus profesores/as, hasta que la situación sanitaria actual permita la vuelta a la normalidad y a las clases presenciales