El matrimonio infantil o el matrimonio que se contrae antes de cumplir 18 años, constituye una violación de los derechos humanos. Pese a las leyes que lo prohíben, esta dañina práctica sigue estando muy extendida. También en India.
Desde que trabajamos en Varanasi, hemos sido testigos de algunos matrimonios de niñas (y algún niño) de los slums en los que trabajamos. Fruto de un noviazgo prematuro, de compromisos entre familias o de acuerdos, la realidad es que esta práctica sigue produciéndose, lo que supone una amenaza no solo para el pleno desarrollo de estos menores, sino para sus vidas, pues se producen -sobre todo- embarazos precoces, además de numerosos problemas derivados de la falta de madurez, física y emocional, de estos niños y niñas.
Muchas de las familias con las que trabajamos, proceden del estado de Bengala Occidental, donde –según UNICEF– tiene una las tasas más altas de matrimonio infantil de la India. En todo el país, se estima que casi la mitad (47%) de las mujeres de entre 20 y 24 años se ha casado antes de la edad de 18 años. Hay leyes nacionales para evitar el matrimonio infantil y castigar a quienes lo fomentan, incluida la Ley de Restricción del Matrimonio Infantil de 1929. Sin embargo, las penalizaciones establecidas por ley se han ejecutado pocas veces, según afirma este organismo de Naciones Unidas, para la Infancia.
Prevención, reforzando el compromiso con la educación
El equipo de coordinación de Semilla para el Cambio en Varanasi y nuestra directora, María Bodelón, se han reunido esta semana para profundizar en el trabajo de prevención del matrimonio infantil entre sus estudiantes. “Muchas de nuestras y nuestros estudiantes empezaron en el programa educativo siendo muy pequeños. Ahora que ya son adolescentes, existe un peligro real de que no terminen los últimos cursos si no consolidamos entre sus comunidades el valor de la educación para su futuro. Desgraciadamente, aún nos encontramos con que nuestros estudiantes deben enfrentarse a burlas de sus vecinas y vecinos, que consideran inútil el asistir a la escuela, o que les incitan a casarse cuanto antes, que ya están ´de edad´”.
“A nuestra primera promoción de estudiantes de secundaria les quedan muy pocos meses para ver el resultado de todo su esfuerzo. Y también para que lo vea su comunidad. Demostrarse a sí mismos y a sus familias, vecinos y vecinas que pueden optar a un trabajo mejor, gracias a sus estudios, e incluso pueden continuar con el Bachillerato y acceder a la Universidad. Al mismo tiempo, es un momento crítico, pues en esta franja de edad se han producido algunos matrimonios en los últimos años. Por ello, vamos a profundizar en nuestra estrategia de promover la concienciación y la educación, a través de charlas con las familias y la comunidad. Si ambas les apoyan y animan a seguir estudiando, podremos evitar que estos enlaces precoces y dañinos para el desarrollo de estos niños y niñas se sigan produciendo”.