La crisis sanitaria, social y económica causada por la pandemia de la Covid19 está revirtiendo, a nivel mundial, los logros en materia de erradicación del trabajo infantil. Un riesgo que Semilla para el Cambio también está constatando entre las comunidades de los ghats y los slums de Varanasi, donde la pandemia está causando un aumento del porcentaje y severidad de la pobreza, así como el del número de niños y niñas que se están viendo obligados/as a trabajar para ayudar a sus familias.
La paralización de la actividad económica y por tanto, de los ingresos de gran parte de la población, generada por los confinamientos y el miedo al contagio, está incrementando la pobreza a nivel mundial, y esto a su vez está suponiendo un retroceso en la lucha contra el trabajo infantil en muchos países. Así lo ha constatado el último informe del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que alerta de que incluso cuando reabran las escuelas, muchos niños y niñas no volverán a clase.
Con preocupación, el equipo de Semilla para el Cambio analiza, durante las últimas semanas, la situación entre las comunidades de los ghats y los slums de Varanasi, donde las ya frágiles economías de estas familias se han visto afectadas por esta crisis sanitaria, que también es social y económica. Las familias han vuelto a recurrir a sus hijos e hijas para sobrevivir. La reapertura del proyecto de Educación Integral de Semilla, en modalidad online, lo ha constatado, ya que algunos estudiantes no participan con regularidad por tener cargas laborales.
La lucha contra el trabajo infantil fue la que dio lugar al nacimiento de Semilla para el Cambio. Los niños y niñas, muchos de ellos antes trabajadores, han acudido durante una década a las clases de su proyecto educativo, donde también han recibido alimentación, con el compromiso familiar de que no volverían a trabajar. Pero ahora, la situación es mucho más compleja porque como nos explica María Bodelón desde Varanasi: “Muchas familias no tienen ni para comer”. En este sentido, la ongd explica que va a realizar un seguimiento de las familias cuyos hijos e hijas han vuelto a trabajar: “Entendemos que debe ser algo temporal y trabajamos para ofrecer una mínima cobertura social para que la supervivencia de las familias no dependa tanto de que los menores trabajen”.
En el equipo de Coordinación preocupa, y mucho, que esto no sea verdaderamente excepcional, lo que supondría un retroceso en los derechos de los niños y niñas de los slums y ghats, y un duro golpe para su desarrollo educativo. En este sentido, confían en el trabajo de concienciación que Semilla para el Cambio lleva realizando durante los últimos diez años entre estas comunidades. “El trabajo de estos años ha servido también para concienciar a los padres y a las madres de la importancia de que sus hijos e hijas estudien. Y, afortunadamente, el hecho de llevar una década en marcha, ha permitido que vean los resultados. Confiamos en que esto nos ayude a retomar los niveles de escolarización que habíamos conseguido hasta antes de la pandemia. Erradicar el trabajo infantil sigue siendo prioritario para Semilla. Y trabajaremos en cuantas áreas sea necesario para que esto siga siendo una realidad”, concluye.
El equipo de Semilla para el Cambio ya ha identificado a varios niños, niñas y jóvenes que han empezado a trabajar. Como obreros, conductores de trolleys, recogiendo basura o en el ámbito doméstico. Por entre 100 y 300 rupias al día (1-3,5 euros al día), los menores se exponen a situaciones que pueden suponer un peligro para su salud y su seguridad. Además de alejarles de la posibilidad de estudiar.
Por ello, insiste la ongd, la protección social va a ser clave durante esta crisis. En este sentido, Semilla para el Cambio va a reinventar su programa de Nutrición, que ofrecía comida diaria a los estudiantes del proyecto de Educación Integral en los comedores de Semilla, y durante la pandemia se realizará en forma de una asignación bimensual a las familias cuyos hijos e hijas están en el programa educativo. “Cuanta mayor cobertura les ofrezcamos, menos se verán obligados a recurrir a tomar este tipo de decisiones”, explican desde Varanasi miembros de nuestro equipo.
Por otra parte, la ongd estudia poner en marcha, en las próximas semanas, un economato que pueda ofrecer productos no perecederos a precios más accesibles para las familias: azúcar, aceite, cebollas, patatas, jengibre o especias, que podrán adquirirse a un precio hasta el 40% inferior. En una primera fase, el economato servirá al barrio de Sigra; y en una segunda fase, se intentará expandir al de Dashaswamedh, si por logística es factible.
“En conjunto, la asignación bimensual para la compra de alimentos y la posibilidad de adquirir algunos de ellos en el economato al precio al por mayor buscan aliviar la situación extremadamente precaria de las familias, y que no tengan que recurrir al trabajo infantil para hacerle frente, ya que es una solución negativa, a corto y medio plazo”, concluye desde Varanasi, María Bodelón. “Además, estas ayudas nos dan más peso para insistir a las familias de la importancia de una asistencia regular a las clases, aunque sean en modalidad online”.