Tener el período en India es motivo de absentismo y abandono escolar, de tabús de origen religioso, de prohibiciones… pero sobre todo, de problemas y peligros para la salud de la mujer.
“Estáis empoderando a mujeres de todo el mundo para que luchen para la libertad menstrual”. Esto decía Rayka Zehtabchi al recoger el Oscar a mejor corto documental por “Period. End of sentence”, una obra que relata la experiencia de diferentes mujeres en India que luchan contra el estigma de la menstruación. Esto pone de manifiesto el importante papel que este proceso biológico, normal en la vida de cualquier mujer, juega en la discriminación de género en India.
Y es que en India, las mujeres de entre 10 y 50 años de edad, son culturalmente consideradas impuras. “Se trata de una sociedad completamente patriarcal, en la que la religión y la cultura relegan a la mujer por debajo del hombre. Además, esta situación está completamente interiorizada por la mayoría de mujeres, lo que hace que se perpetúe y provoca una barrera impuesta que hace más difícil que se impliquen en un cambio real”, explica Swati Singh —fundadora de la ONG Muheem, que lucha por la igualdad de la mujer en India—, encargada del curso de género y de los talleres sobre menstruación que Semilla para el Cambio puso en marcha hace unos meses.
Según un informe sobre higiene menstrual entre las adolescentes de India, cerca de un 50% de las niñas no tienen ningún tipo de información cuando experimentan su primera regla. Esto ya supone un primer trauma inicial: no saber qué está pasando en su cuerpo. Pero además, implica también una completa falta de información sobre las medidas y productos de higiene que pueden usar.
Religión y salud
A esto se unen cuestiones religiosas, económicas y culturales que estigmatizan el período. El 2019 empezaba en India con un gran muro de mujeres reclamando igualdad. El detonante fue un incidente en templo hindú de Ayyappa en Sabarimalasi, donde grupos conservadores intentaron prohibir la entrada a varias mujeres, después de que el Tribunal Supremo indio hubiese levantado a finales de 2018 una prohibición centenaria que impedía la entrada a este templo a las mujeres en edad de menstruar. El sacerdote Prayar Gopalakrishnan, del concurrido templo del estado de Kerala, había declarado años antes que las mujeres no podrían ingresar a los templos hasta que no se inventara una máquina capaz de detectar si son ‘puras’ o si no están menstruando. “Ahora hay máquinas que pueden escanear cuerpos y comprobar si tienen armas. Habrá un día en que una máquina escaneará si es el momento adecuado (sin menstruación) para que una mujer entre en el templo. Cuando se invente esa máquina, entonces hablaremos sobre dejarles entrar”, declaró.
Y es que, por cuestiones religiosas, las mujeres hinduistas no pueden visitar los templos cuando están menstruando, ya que se considera que “ensucian el lugar sagrado”. También es habitual que no puedan entrar en la cocina, comer con el resto de la familia o navegar por el Ganges (considerado un río sagrado) mientras menstrúan.
Todo esto afecta también a las prácticas de higiene menstrual. Muchas mujeres en India (especialmente en zonas rurales) no usan compresas porque es más difícil deshacerse de ellas o les da vergüenza comprarlas. Y así persiste el uso de trapos sucios, hojas secas, hierba o periódicos, que están detrás de una alta prevalencia de infecciones del tracto reproductivo o de la alta incidencia de cáncer cervical (India registra la tercera parte de los casos a nivel mundial).
Absentismo escolar
Estos estigmas y tabús culturales provocan también un alto absentismo y abandono escolar entre las adolescentes indias.
En 2015, el Gobierno de India dio a conocer las directrices nacionales sobre la gestión de la higiene menstrual para responder al posible absentismo escolar de alrededor de 113 millones de adolescentes debido al inicio de la menarquía (su primera regla).
Según alguno de los estudios en los que se basaron estas directrices nacionales, solo el 53 % de las 14 724 escuelas estatales que había en ese momento tenía un baño separado para las niñas y en condiciones de uso. Estas precarias instalaciones son la causa de que muchas niñas no acudan al colegio cuando tienen la regla para evitar tener que cambiarse las toallas sanitarias en lugares donde podrían ser vistas.
Ante estos tabús y este gran desconocimiento, la información y la concienciación son la única salida. Por eso, desde Semilla para el Cambio se ha promovido la organización de un taller de menstruación y pubertad para los adolescentes del Programa de Educación. El objetivo: normalizar un proceso biológico que afecta a la mitad de la población mundial en algún periodo de su vida, informar sobre prácticas de higiene menstrual saludables y romper tabús.