Hoy es el primer día de clase para Ashiq y Aroob. Estos dos hermanos, de tres y cinco años, se acaban de incorporar a las clases preparatorias del Programa de Educación Integral de Semilla en el centro de Sigra. Por delante, unos meses en los que se prepararán para ir al colegio con los profesores de la ONG.
Son las 11,30h de la mañana y Ashiq y Aroob llegan al centro de Semilla en Sigra de la mano de su madre. En estos primeros días, para hacer más fácil la adaptación, ella pasa un rato con ellos antes de empezar las actividades. Pero a estos dos hermanos les motivan los nuevos retos y están contentos de empezar esta nueva aventura.
Antes de entrar a clase, toca desayunar. Lo primero que hacen es lavarse las manos, y luego se ponen a la cola junto a sus compañeros para que Laltusi —la cocinera de Semilla en Sigra— les de su vaso de leche y sus galletas, un aporte de nutrientes esencial para empezar las actividades con energía y para crecer de una manera sana y equilibrada.
Acabado el desayuno, llega la hora de despedirse de su madre y de que cada uno entre a su clase.
Aroob comparte aula con otros niños y niñas de entre tres y cinco años. Él es de los más pequeños de la clase, y mientras sus compañeros repasan los números en inglés con la profesora Sakshi, él se entretiene con los juegos que hay al final de la clase. Luego se une al grupo para cantar algunas canciones infantiles y jugar. Así, empieza a familiarizarse con sus nuevos compañeros y compañeras, y también con las rutinas del aula.
Mientras, su hermano Ashiq está en su aula con otros niños y niñas de entre cinco y siete años que, como él, se están preparando para ser escolarizados en el Children´s Valley English School. Su profesora es Harshita, que hoy va a repasar las letras del abecedario y a enseñarles los primeros números en inglés. Luego hacen un dibujo uniendo puntos.
Una familia que apuesta por la educación
A las 13,30h, Ashiq y Aroob ya han terminado su primer día de clase y vuelven a su casa en los slums de Sigra. Allí viven con sus padres y tres de sus cuatro hermanas. Ellos son los primeros de su familia que se benefician del programa educativo de Semilla para el Cambio, pero no los únicos que estudian.
Sus padres, Aladdi y Jiyarul, tienen seis hijos. Sobreviven con lo que Jiyarul gana revendiendo harapos, pero tienen muy claro que la educación de sus hijos e hijas es muy importante y así se lo han inculcado.
Además de Ashiq y Aroob, tres de sus hermanas también están estudiando. La mayor, de diecisiete años, está casada, tiene un hijo y vive en la aldea con su familia política. Aunque para muchas chicas eso supone dejar la escuela, ella coge la bicicleta cada día para atender a sus clases de décimo curso en una escuela cercana.
Sus dos hermanas pequeñas, de doce y nueve años, acuden a una escuela pública en Varanasi. La única que no va a clase tiene catorce años y dejó los estudios por decisión propia.
Aladdi y Jiyarul también tenían claro que sus dos hijos menores debían estudiar, pero no estaban seguros de que la escuela pública, que además está lejos de su casa, fuera la mejor opción. Por esa razón apuntaron a Ashiq y Aroob en el Programa de Educación Integral de Semilla, del cual habían oído hablar a algunos de sus vecinos. Gracias a este programa, los dos pequeños de la familia serán escolarizados en un colegio en el que estudiarán en hindi e inglés y asistirán a actividades deportivas y artísticas complementarias. Además, todos los días tendrán clases de refuerzo en el centro de Semilla y, cuando sean más mayores, recibirán clases de informática y español.
Una nueva etapa que se abre para Ashiq y Aroob y para toda su familia. ¡Bienvenidos a Semilla para el Cambio!