Swati Singh es la fundadora y directora de la ONG Muheem —que lucha por la igualdad de la mujer en India— y editora en la plataforma Feminism in India. Es también la encargada de impartir el nuevo curso de género del Programa de Mujer de Semilla para el Cambio, que se puso en marcha hace unas semanas dentro de las acciones de la campaña Con M de Mujer. Hablamos con ella sobre su visión de la perspectiva de género en India y sobre este nuevo taller en la ONG.
¿Cómo empezaste a interesarte por las problemáticas de género?
Durante mi época universitaria empecé a tener contacto con el movimiento feminista y al terminar mis estudios en periodismo y medios de comunicación empecé a escribir artículos sobre temas relacionados con género y sexualidad para un medio online. Cuando el gobierno indio decidió aumentar los impuestos sobre compresas y tampones en 2017 —lo que dejó a muchas mujeres sin acceso a estos productos y provocó protestas y movilizaciones—, me interesé y escribí sobre productos de higiene femenina alternativos.
Esta temática me interesaba, pero me di cuenta de que esos artículos solo estaban al alcance de unas pocas, mujeres que tenían interés en el tema y acceso a la información. Eso me hizo empezar a pensar en mis orígenes, en la región de Uttar Pradesh y en Varanasi. Aquí, las alternativas a los productos de higiene femenina pasan a un segundo plano, porque para muchas mujeres el simple hecho de hablar sobre la menstruación es un tabú.
¿Fue entonces cuando empezaste a impartir los talleres de género?
Sí, esta realidad me hizo caer en la cuenta de que escribir artículos no era suficiente para provocar un verdadero cambio, sentí que tenía que transmitir la información directamente a las mujeres, cara a cara. Decidí empezar mi trabajo realizando talleres sobre la menstruación con el objetivo de romper tabús y explicar aquellas cosas que me hubiera gustado conocer a mí cuando era más joven.
Durante los talleres iban surgiendo otras preocupaciones y problemáticas no sólo relacionadas con la menstruación, sino con cuestiones de género que había que tratar y que era importante que los y las asistentes supieran. Viendo eso, empecé también a dar talleres específicos en esas cuestiones; y con la misma idea, empecé a realizar algunos talleres de educación sexual para jóvenes.
Desde entonces he realizado ya muchas charlas y he fundado la ONG Muheem, desde la que promovemos no solo una “menstruación saludable”, sino también la igualdad de género, la identidad de las mujeres y la salud y los derechos reproductivos poniendo a la mujer en el centro.
Desde tu experiencia, ¿cuál es la concepción de género y la situación de la mujer en India?
En la sociedad india se crece con una diferenciación muy marcada entre los roles de la mujer y del hombre. Si quieres ser una “buena mujer” tienes que hacer todo lo que se espera de ti: casarte, tener hijos, cuidar de la casa y la familia… Por eso hay muchos problemas que afectan a las mujeres indias relacionados con el concepto de género que tiene esta sociedad
Se trata de una sociedad completamente patriarcal, en la que la religión y la cultura relegan a la mujer por debajo del hombre. Además, esta situación está completamente interiorizada por la mayoría de mujeres, lo que hace que se perpetúe y provoca una barrera impuesta que hace más difícil que se impliquen en un cambio real. Me he encontrado con muchas mujeres que vienen a los talleres y les gustan algunas de las temáticas que tratamos. Por ejemplo, ven el beneficio de usar compresas, pero cuando empezamos a tratar la implicación de la religión en aspectos de género o les pregunto por ejemplos de discriminación dentro de su propia familia, no quieren profundizar. Así que aún queda mucho trabajo por hacer en este país.
Y viendo estas reticencias, ¿suelen tener buena acogida los cursos de género?
Si, hasta ahora, mi experiencia ha sido muy buena, pero hay que tener en cuenta que se tratan temas sensibles, por eso suelo empezar los talleres desde un punto de vista más racional, hablando de forma igualitaria para mujeres y hombres, para que nadie se pueda sentir “atacado”. De la misma forma, también intento llevar los problemas de género a una realidad más cotidiana: ¿Cómo puedo reducir las discriminaciones de género en mi cocina?, por ejemplo. Pequeñas cosas que los asistentes pueden cambiar en sus costumbres y que, poco a poco, pueden acabar desencadenando un cambio mayor.
¿Los hombres también asisten a los talleres?
Cuando organizamos este tipo de talleres, lo solemos hacer en espacios grandes o abiertos, donde todo el mundo puede asistir. Nunca los hacemos separando a hombres y mujeres y la verdad es que, hasta ahora, nunca nos hemos encontrado con hombres que se quejen. De hecho, después de la primera sesión, muchos hombres animan a sus hijas o a sus mujeres para que asistan al resto de talleres y ellos, por supuesto, también están invitados a participar.
En los talleres tratamos todos los temas de forma equilibrada, para que tanto mujeres como hombres se sientan identificados y entiendan los temas de los que hablamos. De hecho, el sistema patriarcal también afecta a los hombres y eso lo tratamos también en los cursos.
Y por lo que refiere al Curso de Género de Semilla para el Cambio, ¿Cómo puede ayudar a las mujeres de los slums?
Muchas veces cuando pensamos en el empoderamiento de la mujer, pensamos solo en el aspecto económico; como ganan dinero, ya están empoderadas. Pero si pensamos en la parte ideológica, estas mujeres aún sufren violencia de género, matrimonios infantiles, y muchas otras discriminaciones… Por eso el empoderamiento de la mujer tiene que ir mucho más allá de la independencia económica, el empoderamiento se tiene que hacer de una forma global, porque estas mujeres son las que llevarán el cambio a las generaciones futuras.
Pensando en poder provocar ese cambio hemos preparado un programa concreto para las mujeres de Semilla que incluirá: género, sexualidad, feminismo, menstruación sostenible y derechos de la mujer. El contenido lo hemos preparado, además, pensando en la realidad concreta de las personas a las que va dirigido: mujeres con un nivel educativo bajo y sus esposos, que en muchas ocasiones son analfabetos. Esto hace que se tenga que adaptar el contenido y las actividades para que lo entiendan y se sientan incluidos y motivados.
Aunque ya he trabajado con comunidades parecidas en el entorno rural, cada taller es distinto y a medida que voy conociendo a los y las asistentes después de las primeras sesiones, voy readaptando el contenido y tratando aquellos aspectos en los que están más interesados.
¿Crees que estos cursos pueden ayudar a un cambio real para las generaciones futuras?
Sí, por supuesto, el desarrollo sostenible no se podrá producir si no hay un cambio de roles en la sociedad, y esos talleres están enfocados a ayudar a provocarlo.
En el contexto de la sociedad india ha habido ya cambios, las mujeres están integradas en el mercado laboral, se han hecho acciones para el uso de compresas y en términos de planificación familiar… pero por el momento son cambios simbólicos, ya que la mujer sigue siendo la responsable de todas las obligaciones familiares y se sigue esperando de ella un comportamiento concreto, así que aún queda trabajo por hacer en este sentido.