Vacaciones de verano… ¡nos vamos al pueblo!

Vacaciones de verano… ¡nos vamos al pueblo!

Desde hace unos días, los estudiantes de Semilla están de vacaciones. Aunque el curso escolar en India empieza en abril, a mediados de mayo los colegios cierran para el parón estival y las familias de los slums, en su mayoría emigrantes de Bengala Occidental, regresan a sus aldeas y pueblos de origen para visitar a sus seres queridos. Pero antes de irse, los niños y niñas de la ONG nos han contado cómo pasan sus vacaciones de verano, ¡el momento más esperado del año!

“¿Qué es lo que más os gusta hacer en vuestros pueblos?” No importa el aula en la que se formule la pregunta. Bañarse en el río, ir a pescar, jugar con los amigos y amigas del pueblo y cuidar de los abuelos son algunas de las respuestas que más se repiten entre los estudiantes de Semilla. Aunque si les pedimos que se decanten por una única experiencia, entonces los niños y niñas de la ONG no dudan un segundo en consensuar su respuesta: “comer mangos directamente del árbol, sin duda es uno de los mejores momentos de las vacaciones”, afirma Rizwan, alumno de 2º curso. También conocidos como melocotones de los trópicos, entre mediados de mayo y junio es el mejor periodo para disfrutar de esta fruta. “Están muy dulces, mi abuelo tiene varios árboles de mangos y me encanta subir para cogerlos”, reconoce Sahel, en 3º curso.

Reencuentros familiares y contacto con la naturaleza

Dibujo - Educación - Semilla para el cambio
Akhleema nos enseña un dibujo de lo que le gusta hacer en sus vacaciones de verano en el pueblo. © Emilio Sancho

La vuelta al pueblo también supone el reencuentro con la familia. La mayoría de los beneficiarios de Semilla para el Cambio en los slums del barrio de Sigra son emigrantes rurales de Bengala Occidental. Por lo general, en el pueblo continúa viviendo parte de la familia, especialmente los abuelos y algunos tíos y tías que se dedican a la agricultura y a la ganadería. Para Chandni, alumna de 4º curso, uno de los mejores momentos del verano es “pasear con mi abuelo por la orilla del río, siempre me cuenta historias de cuando era pequeño”. Por su parte, lo que más le gusta a Akhleema, en 2º curso, es jugar con sus primos, “aunque solo nos veamos una vez al año nos encanta pasar las vacaciones juntos”.

Isop, alumno de 6º curso, destaca que en el pueblo “el tiempo pasa más lento porque estamos más en contacto con la naturaleza”.Todos los estudiantes están encantados de dejar atrás, aunque solo sea por un mes, el tráfico y la contaminación imperantes en Varanasi. “Es una maravilla levantarse por la mañana y escuchar el canto de los pájaros y el sonido del río”. Pero, Rehan, de 4º curso, también advierte que, en su pueblo, especialmente por las noches, “es posible ver algunos fantasmas bailando alrededor de las palmeras”. Un fenómeno paranormal que también parece haber visto Alimudin, “especialmente si los zorros están aullando, es peligroso salir de casa por la noche”.

El momento más esperado del año

La mayoría de los 160 niños y niñas beneficiarios del Programa educativo de Semilla en Sigra únicamente tienen la ocasión de regresar a sus pueblos una vez al año, coincidiendo precisamente con las vacaciones de verano, por eso es uno de los momentos más esperados del año. En ocasiones, cuando algún familiar cercano se casa en el pueblo, las familias también suelen acudir, siempre y cuando los la situación económica lo permita. Por lo general, el viaje se realiza en tren y tiene una duración aproximada de unas 24 horas, ya que tienen que cambiar de tren en varias ocasiones para llegar a sus destinos. “Un día y una noche”, confirma Lalchand, de 2º curso.

Los estudiantes no quieren ni pensar en su regreso a Varanasi, ahora tienen concentradas todas sus expectativas en las semanas libres que tienen por delante. Solo Imran, alumno de 2º de preescolar, se ha marcado un propósito para hacer más llevadera la vuelta al cole. “Volveré a Varanasi con un tractor lleno de mangos, quiero que todos probéis los mangos de mi pueblo”.

Te tomamos la palabra Imran, a mediados de junio, cuando las puertas de la ONG vuelvan a abrirse, estaremos esperando el cargamento de mangos. ¡Feliz verano!