Con el objetivo de determinar el impacto real de sus proyectos, Semilla para el Cambio está actualizando el censo de las familias que viven en los slums del barrio de Sigra. En los últimos años más de 1.000 personas se han beneficiado de las acciones de la ONG y se han verificado importantes progresos en materia de escolarización, alfabetización, salud y mujer.
¿Qué cambios se están produciendo en la vida de las familias beneficiarias de Semilla para el Cambio? ¿Cómo ha cambiado el día a día de los niños y niñas desde que acuden a la escuela? ¿Cuántos mujeres se han alfabetizado y están colaborando con los proyectos de artesanía? ¿Cuántas familias están siguiendo un programa personalizado de planificación familiar? Con el fin de ayudar a medir todas estas evoluciones, estas semanas se está realizando un censo entre las familias de los slums de Sigra. De esta manera se podrá diagnosticar el estado actual en el que se encuentran estas comunidades, verificar los progresos obtenidos hasta el momento y fijar objetivos para los próximos años.
El censo no solo persigue poner de manifiesto los progresos alcanzados, sino que también servirá para evidenciar el porcentaje de personas que aún siguen viviendo en unas condiciones de pobreza extrema. “Los nuevos datos nos van a permitir evaluar los ámbitos de actuación que quizás exijan un nuevo enfoque”, reconoce María Bodelón, directora y fundadora de Semilla para el Cambio. “Nuestro objetivo es que cada vez más familias puedan acogerse a los diversos proyectos de la ONG”.
“Recuerdo que al principio teníamos que ir casa por casa para intentar convencer a las familias sobre la importancia de escolarizar a sus niños. Era una tarea difícil y los padres no solían mostrarse muy receptivos”. En tanto solo unos años “la situación ha cambiado radicalmente”, reconoce Rumpa Paul, jefa de estudios del Programa Educativo de Semilla. Por ejemplo, en el curso que acaba de arrancar en India, un total de 37 niños y niñas que acaban de ser escolarizados por el Programa Educativo de Semilla. “Ahora son las propias familias las que acuden a la ONG para interesarse por los proyectos y para inscribir a sus hijos, es solo una muestra del cambio que estamos logrando”, afirma.
La recopilación de los datos se está realizando gracias a la colaboración de Rabiul y Jasmin, dos estudiantes de Semilla para el Cambio que se encuentran en 9º y 8º curso, respectivamente. En el trabajo de campo también ha participado la voluntaria Carmen Corada, quien ha permanecido en Varanasi durante los dos últimos meses. Está previsto que las entrevistas finalicen en las próximas dos semanas, justo antes de que la mayoría de las familias viajen a sus pueblos para pasar las vacaciones de verano, que en la India suelen coincidir entre mediados de mayo y junio.
Significativos impactos en la última década
El censo se está desarrollando entre las comunidades beneficiarias del barrio de Sigra, la mayoría de las cuales trabajan como recogedores de papel y plástico. La gran movilidad de este colectivo, en su mayoría emigrantes rurales procedentes de Bengala Occidente, es uno de los principales obstáculos que impide trazar una radiografía estable a lo largo del tiempo. “A pesar de la circulación constante de nuestros beneficiarios, en los últimos diez años se han constatado impactos muy significativos”, constata María Bodelón. Por ejemplo, entre los resultados más relevantes, el Programa de Educación integral ya cuenta con más de 160 niños escolarizados en Sigra, se ha conseguido reducir en un 40% el número de hijos por familia, la mortalidad infantil ha sido erradicada y más de 70 mujeres se han alfabetizado y han aprendido una profesión en los talleres de costura y artesanía. “Realmente es una transformación social, estamos asistiendo a un cambio significativo en el tiempo”, concluye.
La mayoría de las familias se concentra en media docena de slums, unos barrios de chabolas que, por lo general, suelen ubicarse en unos terrenos que se encuentran en litigio ante los tribunales de justicia. A pesar de ello, los actuales propietarios no vacilan en alquilar estas parcelas a los emigrantes rurales que periódicamente llegan a Varanasi en busca de mejores condiciones laborales. Sabedores de que estas comunidades no emprenderán ninguna acción legal, los propietarios imponen unos alquileres abusivos y las condiciones de los asentamientos son muy deficientes.
Entre los barrios de Sigra y Dashashwamedh, los dos núcleos urbanos en los que Semilla está actuando, alrededor de 1.000 personas ya se han beneficiado a lo largo de la última década de los proyectos de educación, sanidad, nutrición y empoderamiento de la mujer de Semilla para el Cambio.Varanasi, una de las urbes indias que concentra mayores capas de población bajo el umbral de la pobreza, se estima que cuenta con alrededor de 300 slums desperdigados por toda la ciudad. Perteneciente al estado de Uttar Pradesh, el más poblado del país con casi 200 millones de habitantes, la ciudad se caracteriza por presentar graves deficiencias en los principales índices de desarrollo, como es el caso de la tasa de analfabetismo, el porcentaje de matrimonios infantiles o el índice de género.