El pasado octubre, Semilla para el Cambio se vió obligada a cerrar uno de los dos centros que tiene en Varanasi, el del barrio de Dashashwamedh, donde la ONG inició su andadura hace una década. Tras ciertas irregularidades cometidas por el equipo que coordinaba el centro, que provocaron una importante pérdida de confianza, la dirección de Semilla decidió parar temporalmente la actividad del centro para buscar un nuevo equipo y una nueva ubicación. La directora de Semilla, María Bodelón, nos habla de esta decisión y de las previsiones de futuro. 

¿Cómo ha afectado este cierre a la educación de los niños y niñas de Dashashwamedh?

Los niños han seguido escolarizados con normalidad. Durante un mes, más o menos, no tuvieron clases de refuerzo, pero rápidamente se buscó una solución para esto a través de una academia local y de profesores particulares que les dan estas clases de apoyo. Sí que es cierto que no hemos podido hacer actividades lúdicas, porque no tenemos instalaciones, pero se ha intentando minimizar el impacto todo lo posible, para que no afecte al desarrollo académico de los estudiantes. 

¿Qué pasos se están dando para abrir un nuevo centro?

Durante los últimos meses hemos estado viendo nuevos locales para el centro de Semilla en Dashashwamedh y es posible que en febrero ya se cierre un acuerdo. Tenemos varias opciones que cumplen con las características necesarias y que están incluso mejor que el anterior. Ahora tenemos que valorar pros y contras de cada uno ya que, aunque son más grandes, están más alejados de la zona en la que viven las familias. 

Se ha llegado a un acuerdo con una nueva ONG local para coordinar el centro, ¿qué va a suponer esto para el funcionamiento? 

Cualquier ONG española en India tiene que trabajar con una contraparte local que se encarga de gestionar los proyectos sobre el terreno. Es una cuestión legal, pero es importante recalcar que la dirección de Semilla en India está detrás de esta gestión, supervisando todo lo que se hace. 

Hemos tenido que buscar una nueva contraparte local porque perdimos la confianza en el equipo de la anterior y no podíamos seguir trabajando con ellos. Pero Semilla es la financiadora y, en todo momento, es la que lleva la coordinación, la supervisión y el control. Ya estamos trabajando directamente con el nuevo equipo y hay una coordinación constante, incluso mejor que con el anterior. 

También hay un nuevo coordinador, ¿qué se ha tenido en cuenta para su selección y qué función tendrá en estos próximos meses, hasta la apertura del nuevo centro?

En estos momentos, lo que más nos interesa es que sea alguien autónomo y honesto, que pueda trabajar de una manera independiente, con mucho poder de gestión, para poder entrar y gestionar un centro grande. Con el anterior equipo, la ONG fue creciendo poco a poco, pero este coordinador se encontrará con un centro que tiene casi 100 estudiantes y varios proyectos de educación, nutrición y salud. 

La honestidad es una de las principales cualidades que hemos buscado, después de los problemas que hemos tenido con el anterior equipo. Alguien en quien podamos confiar plenamente los meses que yo esté en España o cuando no tengamos voluntariado español en India. Vivek, el nuevo coordinador, ya trabajó en Semilla y sabemos que es una persona fiable y muy capaz.  Ya ha estado colaborando en la búsqueda de centro, haciendo entrevistas con nuevas profesoras y profesores, coordinándose con el colegio y con la nueva contraparte local… está ya plenamente integrado y aprendiendo todos los protocolos. 

¿Cómo han reaccionado las familias?

Inicialmente estaban muy preocupadas por saber qué iba a pasar con sus hijos e hijas, por si iban a perder todas las posibilidades de educación, pero nos han dado apoyo en todo momento. Al principio vivieron una situación de confusión y caos, en la que notamos que dependían mucho de nosotros para dar pasos.

¿Cuáles son los planes a corto plazo y cuándo está previsto contar con un nuevo centro?

Como ya comenté, esperamos firmar un acuerdo en febrero, pero los centros que hemos visto necesitan algunos trabajos de mejora y limpieza, así que hasta marzo o abril es posible que no esté en total funcionamiento. 

¿Ha influido esto de alguna forma en el alumnado de Sigra o en el funcionamiento general del resto de los programas de la ONG? 

Obviamente, cerrar un centro que llevaba funcionando nueve años fue un trago difícil para todo el equipo de Semilla. Además, esto generó algunos problemas personales con el anterior equipo que también hubo que solventar y que frenaron un poco el funcionamiento de la ONG durante unas semanas, y tuvimos que parar algunas acciones que estábamos poniendo en marcha. 

Pero después de esa situación inicial de incertidumbre, desasosiego y malestar, ahora mismo todo está volviendo a la normalidad. El centro de Sigra sigue funcionando como siempre y en Dashashwamedh estamos en fase de recuperación. Todo está bien encaminado y creo que saldremos reforzados. El nuevo centro será mejor y más grande, lo que nos permitirá seguir creciento; y el nuevo equipo será muy positivo, porque antes había un mal ambiente y los niños lo sufrían indirectamente.