Seema es otra de las artesanas que trabaja en el taller de artesanía de Semilla para el Cambio. Después de una infancia complicada y de escapar de un marido maltratador, ha encontrado en la ONG un lugar en el que se siente segura y en el que pudo mejorar y encontrar una profesión.
Nació en Varanasi, la tercera de seis hermanos (cinco mujeres y un hombre), y con solo siete años perdió a su padre, que trabajaba como conductor de rickshaw y murió. Con su madre viuda y trabajando como partera, Seema no tenía tiempo de ir al colegio ni de jugar, “mientras mi madre trabajaba, yo me quedaba ayudando en casa y con solo 9 años, me casaron”.
Se casó con un hombre mucho mayor que ella y se fue con él y su familia a vivir a una aldea, lejos de Varanasi. “El momento en que me marché de Varanasi no lo recuerdo con tristeza, pero una vez allí, mi marido empezó a golpearme y a forzarme para mantener relaciones sexuales —cuenta—. Mis suegros siempre salían en defensa de su hijo y yo estaba completamente sola”.
Así que tras dos años de malos tratos, con once años, Seema se escapó de esa familia y regresó a Varanasi con su madre. Empezó a trabajar recogiendo harapos y llevando luces en las bodas, pero siempre entregaba el dinero a su madre que, con el tiempo, pudo comprarse un pequeño terreno.
Educación y formación
No quiso volver a casarse ni tiene hijos. Ahora vive con en uno de los slums de Sigra con su hermano, su cuñada y cinco de sus sobrinos. Y fue a través de una de sus sobrinas como supo de la existencia de Semilla para el Cambio. “Un día llegó contando que le habían hablado de un sitio en Sigra en el que podríamos estudiar gratuitamente, así que fuimos a preguntar y nos matriculamos en el proyecto de alfabetización para adultos. Más tarde también pude hacer el curso de corte y confección y al terminar entre a trabajar en el taller de artesanía”.
Un año después de empezar a trabajar en la elaboración de productos solidarios, Seema pudo comprarse su propia máquina y empezar a coser para la gente de los slums, una ocupación que compagina con su trabajo de artesana en Semilla. “Ahora tengo una profesión”, dice orgullosa.
“Lo que más le gusta del tiempo que paso en el centro de Semilla para el Cambio es que me permite hablar con otras personas de mis preocupaciones y de mi día a día. Allí me siento segura y relajada”, concluye.
Al igual que Seema, otras mujeres de los slums de Varanasi necesitan nuestros apoyo para cambiar sus vidas. Asóciate a “Con M de Mujer” y avanza con ellas.