Es una de las promotoras de salud de Semilla para el Cambio y una de las beneficiarias de su Programa de Mujer. Con veinticinco años entró en el proyecto de Alfabetización y, desde entonces, no ha parado de avanzar y mejorar su vida. La historia de Asha Bibi es una historia de superación y empeño.
Asha nació en el estado de Jharkhand, en Bengala Occidental, pero cuando tenía un año y medio, se trasladó a Varanasi con su madre y su hermano de cinco años. Huían de un padre alcohólico que no trabajaba y su madre tuvo que sacarlos adelante con los limitados ingresos que obtenía de su trabajo como partera. Aún así, nunca quiso que sus hijos trabajaran mientras fueran niños.
Asha siempre quiso ir a la escuela, pero la precaria situación económica de su familia no se lo permitió. Con diez años logró ir a un colegio público gratuito, pero fue sólo duró unos pocos meses, ya que el propietario de la casa en la que vivían, los echó. Y entonces, con solo doce años, la casaron. “Yo no quería, pero entendí que mi madre no podía hacerse cargo de mí por más tiempo”, cuenta.
Un año después, se quedó embarazada y con catorce años dio a luz a su primera hija. Desde aquel momento supo que su prioridad sería que su hija sí tuviera educación y un futuro.
Fue así como Asha empezó a trabajar recogiendo basura, preocupada por la educación y el futuro de su hija. Y cuando su hija cumplió siete años y empezó a ir a una escuela pública, Asha le pidió que le enseñara también a ella a leer y escribir. Pero poco después, a través de una vecina del slum, conoció a María Bodelón y el proyecto Semilla para el Cambio. “Mi hija mayor pudo dejar la precaria escuela a la que iba y empezar las clases en el centro de Semilla, en Sigra”, recuerda.
Y con veinticinco años y cuatro hijos, Asha pudo cumplir también su sueño de estudiar. “Me apunté al proyecto de Alfabetización para adultos. Un año después, hice al curso de Corte y Confección y al terminarlo, empecé a trabajar en los talleres de artesanía de Semilla”. También fue una de las mujeres que la ONG formó como promotora del proyecto de Promoción de Salud —financiado por el Ayuntamiento de Segovia a través de Farmacéuticos en Acción—, para promover hábitos saludables entre las personas del slum y acompañarlas al hospital.
A día de hoy, Asha y sus cuatro hijos son beneficiarios de los distintos programas de Semilla para el Cambio. Ella es feliz porque sabe leer y escribir. “Me gusta coger alguno de los cuentos de mis hijos y, simplemente, leerlo —dice—. Pero lo que más me gusta de me vida es el tiempo que paso en el centro de Semilla con las otras mujeres. Y también con mi trabajo de promotora de salud estoy aprendiendo mucho”.
Una vida, la de Asha, que ha avanzado mucho desde que entró en Semilla, gracias a su empeño, a su espíritu de superación y a su ansia por aprender y mejorar. Con tu ayuda, otras mujeres también pueden cambiar su vidas. Únete a “Con M de Mujer” y ¡avanza con ellas!