Ritika empieza a guardar los lápices de colores en la caja. Amit y Reshmi cierran los libros que estaban leyendo y Kishan tira a la papelera los recortes de papel que no ha utilizado para elaborar su manualidad. Es lunes y la clase de hoy ya se ha terminado.
Faltan 15 minutos para ir a comer y los once alumnos de 1º de primaria del centro de Semilla en Sigra permanecen sentados en el aula, con las piernas cruzadas, las manos sobre las rodillas y en un silencio absoluto porque todavía les queda una cosa por hacer: yoga.
Arti, la profesora del grupo, apaga las luces y se sienta delante de los alumnos. “Respiramos hondo y cerramos los ojos”, les dice. “Inspiramos y exhalamos… repetimos, inspiramos y exhalamos”. Todos los alumnos siguen las pautas de meditación de la profesora, concentrados y en silencio. A los cinco minutos, algunos empiezan a mover las muñecas en círculos y a abrir y cerrar las manos. Saben cuál es el siguiente paso porque no es la primera vez que lo hacen. Después, Arti les pedirá que se pongan de pie y todos juntos harán varios estiramientos de brazos y piernas durante los minutos restantes hasta que sea la hora del almuerzo.
“Es bueno que después de cada clase los alumnos aprendan a relajarse, así les ayuda a asumir mejor los conceptos que hemos trabajado en el día”, cuenta Arti. Desde hace algún tiempo, ha incluido la rutina del yoga al final de sus clases. Y no es la única docente de Semilla que lleva a cabo esta práctica. En el centro de Dashashwamedh, el grupo de 3º de primaria también tiene la costumbre de meditar durante unos minutos varias veces a la semana, pero en este caso, antes de empezar las actividades. “Dedicar unos minutos al día a relajarse, mejora su atención en clase”, dice Mandakini, la profesora del grupo.
Son muchos los centros educativos en Varanasi que integran el yoga en el aula como un método de relajación para los alumnos que, además, les aporta distintos beneficios en el desarrollo de su aprendizaje. Una técnica educativa que se está extendiendo cada vez más a nivel mundial.
Se sabe que el yoga y la meditación son importantes técnicas de desarrollo personal que ayudan a desarrollar capacidades como la atención, la concentración, la memoria o la percepción. Además, previenen el estrés, la ansiedad y la tensión emocional. Entonces, ¿por qué no usarlas en el aula?
¿Y por qué no usarlas también en nuestra vida? En Semilla para el Cambio estamos convencidos de los beneficios que estas disciplinas aportan a cuerpo y mente. Por eso este año hemos organizado ‘Yoga para el Cambio’: una oportunidad para unir yoga y cooperación, España e India.
Del 17 al 21 de junio puedes participar en alguna de numerosas actividades que centros y profesores de yoga y meditación de toda España organizan para apoyar a las familias desfavorecidas de los slums y los ghats de Varanasi, con las que trabaja Semilla. Comprueba las que hay cerca de tu zona y apúntate a hacer yoga como los alumnos y alumnas de Semilla.
Pero en Varanasi, el yoga no sólo se encuentra en el aula, sino que forma parte del día a día de la ciudad. Desde el amanecer hasta el anochecer, es habitual toparse con yoguis y yoguinis en la posición del loto a orillas del Ganges y son muchas las personas que acuden cada año a Varanasi para iniciarse en esta práctica milenaria o realizar un retiro.