Mientras en España es tiempo de vacaciones, en Varanasi la actividad de Semilla no para. Después de unas semanas de descanso, los niños y niñas del programa de educación han vuelto a las clases y dos nuevas voluntarias han llegado a India para unirse a nuestro equipo durante unos meses, dejando atrás el sol y la playa para vivir una experiencia diferente y solidaria.
Este es el caso de Soco Puente, coordinadora del grupo de voluntariado Semilla para el Cambio de Madrid con muchos años de experiencia como docente, y Hanna Navarro, publicista y comunicadora de Valencia con experiencia internacional.
Soco conoció a la directora de la ONG, María Bodelón, en los comienzos de Semilla, tras un viaje turístico por India. Desde ese momento, ha colaborado con la ONG desde Madrid, formando parte de su grupo de voluntariado en la ciudad y participando con donaciones. Además, ha sido una de las principales impulsoras del proyecto de hermanamiento entre Semilla para el Cambio y el Colegio Nobelis de Madrid, donde trabajaba.
Después de varios años, Soco ha decidido repetir la experiencia en India y ha llegado a India a principios de julio para colaborar en el programa de educación en Dash y Sigra y apoyar el programa de visitas de la ONG durante un largo período de tiempo. Toda una aventurera, Soco, ha querido hacer partícipe de esta experiencia a su familia, su marido y sus dos hijos, quienes también han venido a conocer Semilla en Varanasi.
“Poder comprobar de primera mano la evolución que este bonito proyecto ha tenido durante estos años, es algo increíble. Conocí a Semilla en un humilde edificio en el centro de Varanasi con unos 20 niños y poder visitar ahora sus dos centros con más de 180 niños escolarizados y los proyectos dirigidos al empoderamiento de la mujer puestos en marcha, me parece admirable. La “semilla” de este proyecto me ha acompañado durante todo este tiempo, y poder ver y disfrutar de todo lo que ha crecido ha sido un regalo para mí y para toda mi familia”, nos cuenta Soco.
Durante su estancia, sus hijos, María de 10 años y Pablo de 8 años, asisten cada día a las clases de Semilla con el resto de alumnos y alumnas del proyecto educativo, y se han integrado perfectamente. Asimismo, su marido Santiago Domingo, también voluntario del grupo de Semilla en Madrid, colabora impartiendo clases de español en el programa CIL (Ciclo de Inserción Laboral). Este nuevo proyecto se lanzó hace unos pocos meses con dos objetivos clave; reducir el abandono escolar y preparar una futura vida laboral a los alumnos/as de los últimos cursos de nuestro Proyecto de Educación, ofreciéndoles refuerzo en español e inglés, informática avanzada y formación profesional enfocada al sector turístico.
Hanna, recién llegada a la India, se encargará de la comunicación de Semilla para el Cambio en India y estará con nosotros durante los próximos 6 meses para informarnos del día a día de la ONG en Varanasi. Esta joven valenciana quería dar un giro a su vida, sentirse realmente útil y decidió tomar otro camino más solidario.
“En ocasiones hay que dejarse llevar por las oportunidades que la vida nos presenta. Es por esto que decidí volar a la India para colaborar en este bonito proyecto de Semilla para el Cambio. No conocía nada de la India y no sabía a qué me enfrentaba. Sin embargo, mi impresión ha sido de lo más grata y sorprendentemente satisfactoria. Puedo decir que está siendo la aventura más arriesgada y maravillosa que he tomado nunca. Me encuentro como en casa, acogida por la organización de una forma que nunca hubiera esperado. Semilla para el Cambio es un proyecto muy especial y cooperar en él es muy gratificante. Tenemos, sin duda, muchas cualidades que aprender de este proyecto, el lugar y su gente, su estilo de vida y entusiasmo. Sé que el trabajo de la organización en las comunidades más desfavorecidas de Varanasi va a aportarme grandes valores que sin ella no hubiera encontrado”.
Además, las dos han llegado en un momento muy especial, el mes de Sawan, también conocido como Shravan Somwar, un mes entero dedicado a la búsqueda de bendición del Dios Shiva. En estos días, Varanasi se llena de peregrinos, color y energía que hace a la ciudad aún más especial y única. Así, Soco y Hanna no sólo han podido conocer de primera mano las dos escuelas y proyectos desarrollados por Semilla, sino también sentir de cerca la realidad cultural de la ciudad, su gente y su magia tan peculiar.
¡Qué mejor manera de comenzar esta nueva experiencia que adentrándose en sus ritos y festivales, conociendo el secreto del río Ganges a través de paseos por sus 100 Gaths, aprendiendo de una nueva cultura tan atractiva, mientras desarrollan un trabajo solidario y dejan su huella en Semilla para el Cambio!