Vandana Srivastava trabaja como ginecóloga en el Hospital Gubernamental del barrio de Sigra, en Varanasi. Hace dos años que llegó a Semilla para el Cambio como consultora ginecológica con un objetivo: formar a las mujeres de los slums de Sigra en cuestiones de planificación familiar y prevención de enfermedades para garantizar la buena salud de las embarazadas y sus recién nacidos.
Vandana colabora en concreto con el proyecto de Promoción de la Salud de Semilla, un programa que se puso en marcha en 2012 para promover una educación sanitaria básica entre las comunidades de los slums y concienciarlas sobre la importancia de supervisar los partos, cuidar a embarazadas y bebés, vacunarse o utilizar métodos para el control de la natalidad.
¿Por qué decidió embarcarse en este proyecto?
La primera vez que María Bodelón, la directora de Semilla, me propuso colaborar con la ONG y me habló de la comunidad de los slums con las que trabaja y del proyecto de promoción de salud que estaba poniendo en marcha, no lo tuve muy claro. Estaba confundida y rechacé la proposición.
Al poco tiempo me volvió a llamar y, tras charlar sobre la situación de las mujeres de los slums, las condiciones de salud en las que vivían y cómo podríamos mejorar su nivel de vida a través del proyecto, acabé convenciéndome del todo.
Confieso que mi interés por el proyecto creció desde el primer día que empecé a colaborar. Ahora, al mirar atrás, me arrepiento de no haber querido ayudar a estas mujeres desde el primer día que María llamó a mi puerta.
¿Cuáles son las mayores necesidades de las mujeres que siguen el programa de promoción de salud?
Las mujeres que viven en los slums tienen, en general, pocos conocimientos en cuestiones de salud. No saben reaccionar ante los síntomas más leves, como una fiebre o una gripe, y es por ello que una de las mayores y más urgentes necesidades de estas mujeres es recibir una educación sanitaria básica. También es muy importante para ellas, sobre todo al principio, tener a alguien que les guíe y aconseje, no sólo cuando haya infección o enfermedad, sino también enseñarles a evitar, en la medida de lo posible, los problemas de salud.
Concienciar sobre salud es un trabajo muy amplio y complejo, sobre todo si se empieza desde la base. En este sentido, ¿qué cuestiones son las más urgentes?
Lo más urgente ahora es concienciar a las mujeres sobre cuestiones relativas al embarazo. En primer lugar, es importante que conozcan cuáles son los diferentes métodos anticonceptivos a los que pueden optar para evitar quedarse encinta y, para ello, realizamos charlas sobre planificación familiar. En segundo lugar, hacemos un seguimiento periódico a las mujeres embarazadas con el fin de implicarlas en los tratamientos preventivos para evitar que surjan problemas pre y post parto.
¿Qué punto del programa de planificación familiar y seguimiento del embarazo es el que más dificultades presenta a la hora de concienciar a las mujeres?
Para estas mujeres, el tema de la planificación familiar es un campo desconocido y muchas de ellas nunca antes se habían puesto en manos de una ginecóloga que las guíe en el proceso. Lo desconocido da miedo, por eso lo más difícil del proyecto de promoción de salud es lograr que estas mujeres depositen su confianza en mí como ginecóloga, en las promotoras de salud que las acompañan en todo momento y, en definitiva, en Semilla para el Cambio.
Esta desconfianza inicial impide que las mujeres sigan regularmente la formación sobre planificación familiar, ya que ven con miedo los tratamientos de prevención del embarazo que se les proponen por falta de conocimiento.
No obstante, gracias al trabajo de todos, estamos logrando que cada vez más mujeres de la comunidad confíen en nosotros y se impliquen, no sólo en la planificación familiar, sino también en el programa de seguimiento del embarazo. Pero esta confianza e implicación no sería posible sin una educación previa que, como ya he dicho, es lo más importante.
¿Cómo reaccionan las familias cuando las mujeres deciden someterse al tratamiento de prevención del embarazo?
Se dan muchos casos en los que la mujer quiere seguir alguno de los tratamientos de prevención del embarazo, como someterse a una ligadura de trompas o utilizar métodos hormonales, pero la familia y el marido se oponen.
Cuando esto ocurre, las promotoras de salud de Semilla acuden a casa de la mujer para hablar con ellos y convencerlos; y en general acaban aceptando que la mujer siga el tratamiento. Pero también se han dado casos en los que el marido se ha negado y no se ha podido hacer nada.
¿Desde que entró a trabajar en Semilla, cree que ha mejorado la situación de las mujeres de los slums?
Sí, ha mejorado mucho. Al principio muchas mujeres embarazadas sufrían anemia, tenían problemas graves en el parto y ello derivaba en un alto índice de mortalidad infantil y maternal. En dos años, las condiciones de salud de las mujeres han mejorado, se ha logrado erradicar al 100% la tasa de mortalidad en los slums y las posibilidades de enfermar durante el embarazo son mínimas ya que, periódicamente, se hacen revisiones obligatorias de las mujeres embarazadas y cualquier complicación que identificamos se trata de inmediato. Esta mejora es gracias al programa de seguimiento del embarazo y, sobre todo, al trabajo de Semilla en general y de María Bodelón, en particular.
En cuanto a las charlas de planificación familiar, recuerdo que al principio muy pocas mujeres se animaban a asistir a la formación –debido, sobre todo, al desconocimiento y falta de confianza, como he dicho antes. En dos años, sin embargo, el número de participantes casi se ha doblado e incluso ahora son ellas mismas las que solicitan acudir.
¿Cuáles son sus retos de futuro cómo ginecóloga y colaboradora de Semilla para el Cambio?
El reto más importante para mí es asegurar las buenas condiciones de salud de las mujeres y sus hijos y, a largo plazo, me gustaría que todas las mujeres de los slums formasen parte del proyecto de promoción de salud.
Antes, estas mujeres no tenían ninguna oportunidad de recibir un buen tratamiento médico y ahora, gracias a Semilla y a este proyecto, las mujeres y sus hijos gozan de buena salud. Y para mí, esto es lo más importante.
¿Hay algún caso que recuerde o que fuera especial para usted?
Sí. Recuerdo que al poco de llegar, una de las primeras mujeres a las que hicimos el seguimiento de su embarazo abortó espontáneamente. Era su primer embarazo, no se lo esperaba y yo tampoco. Las consecuencias físicas no fueron graves pero sí las psicológicas. La mujer pasó un período de mucha tristeza y a mí también me afectó anímicamente. La habíamos tratado igual que a las demás y fue la única que sufrió un aborto.
Al cabo de los meses, vino a Semilla a buscar ayuda. Se había vuelto a quedar embarazada pero tenía miedo de volver a perder el bebé. Le hicimos el seguimiento del embarazo, todas las revisiones obligatorias y reaccionamos rápidamente ante cualquier problema que se presentó. Al final, el parto fue bien y tuvo un bebé sano. Ahora, cuando la veo, siempre me da las gracias por la ayuda y me dice lo feliz que es.
¿Y usted, cómo se siente ahora?
Yo también soy muy feliz de verla feliz.